- Sentir gran deseo por estar junto a esa persona para compartir una actividad. Cuando no está, viene la ansiedad y la tristeza.
- Preocuparte por gustarle siempre. Sabes que debes verte atractivo(a) y mostrar lo mejor de ti para no perder su atención. Tu ansiedad por interesarle genera nerviosismo.
- Estar pendiente de las señales positivas. “¿Me miró? ¿Me sonrió? ¿Me llamará?” será lo que te preguntes. Pero, ten cuidado. “Algunas personas pueden cegarse ante las señales negativas y obviarlas”, precisa un especialista.
- Tener celos. Si una tercera persona se le acerca, temes que te arrebate su amor. “Pensar que esa persona es “solo para mí’ profundiza el sentimiento posesivo. Esa actitud puede llevar a que el otro se sienta acosado”, explica un especialista.
- Soñar despierto sobre un posible futuro, juntos y felices por siempre.
- Pensar que no necesitas a nadie más para ser feliz. “El sentimiento de exclusividad puede ayudar a que uno se decida sobre lo que siente por alguien”, indica el psicólogo.
- Evitar que esa persona sufra. No quieres que ni tú ni nadie le haga daño, y estarás dispuesto(a) a dar tu vida por la de ella/él.
- Idealizarlo(a) sin ver sus defectos. Lo que muchos llaman “ceguera’ y total tolerancia.
No se si es tan así, pero.. Me encanta.
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